Vos seguramente te debes acordar algunos días de preescolar. No todo, pero si te acordas el lugar, los pasillos, la cara de alguna maestra, jugar con tus compañeros que tal vez no te acuerdes los nombres.
Pero si que algunos ahora los seguís viendo, tal vez 5 años después, tal vez 10 o ahora que tenes 20 años y los seguís viendo.
Yo me puedo acordar del primario también. Del día en que sentí que todo era nuevo para mí. Que mi querida maestra ya no estaba. Que tenía compañeritos nuevos, y que levantarme temprano para ir a la escuela no era algo tan bueno. Pero claro, estar con tus compañeros es algo que incomparable.
Pasan los años y llegan juguetes nuevos. Coleccionaste figuritas de Drago Ball para cambiar con tus amigos, y te llama la atención que alguien te quiera dar más cartas a cambio de una sola. Una sola carta que tenes vos y que aprendes que es la más valiosa.
Yo me puedo acordar cuando estaba sentado en el piso, en el patio del recreo y jugábamos con una tapita. La onda era usar la tapita como si fuera una pelota de futbol y meterla en un arco.
¿Y el arco?. Eran manos. Vos usabas tus manos y hacías un arco. Te puede parecer raro, pero nosotros a esa edad éramos muy creativos y nos hacíamos nuestros propios arcos de futbol: con arquero, sin arquero, el arco más grande, más chico…
Lo único malo de ese juego, es que jamás supimos cómo hacer un arco para que la tapita sea imposible de que entre.
Si yo había un juego que no entendía lo divertido por ser hombre, era el de las mujeres. En serio, yo nunca entendí que le veían de divertido al saltar una soga, o saltar un elástico. Tampoco entendí la onda de agarrar una barbi y peinarla.
Si sabía muy bien como tenía que agarrar a mi Goku y hacerlo saltar. Me acuerdo que lo tenía en mi mano, miraba una maseta y ya teníamos una aventura.
¿Cómo olvidarse de la primer Playstation?. Era lo que se venía de la generación del 90. Juegos de Play como el Street Fighter, Winni Eleven que nacía a la par de nosotros, y que algunas chicas se sumaban.
Es gracioso pensar que vos habrás sido una de esas que jugo a un juego de hombres, siendo mujer, como al Mortal Kombat.
También me acuerdo de mis primos y todo ese tiempo que pasábamos en la costa. Me acuerdo de un día que llovía y que con mis 2 primos, fuimos descalzos a recorrer el pueblo pasando por todo el barro.
No sé si me enferme. Lo que si me acuerdo es a mi vieja cagandome a pedos por volver todo sucio, y yo sé que a vos algo así te habrá pasado, por que correr con toda la euforia y las ganas de vivir el mundo, era algo que compartíamos todos los nenes.
Por eso te lo digo a vos…
Porque vivimos la misma juventud en la que lo grave era esperar a que venga Papa para correrlo y abrazarlo.
Vivíamos una juventud en que Mama era la más grande. No había nadie como Mama. Ella era la que hacía la mejor comida del mundo.
Sabemos lo que es pelearse por nuestros hermanos. Sabemos que la piña va y viene. Aprendimos a compartir y mentir cuando uno de los 2 (o 3, tal vez 4 o más!) rompía algo y había que planear una estrategia mafiosa para encubrir al otro y que nadie se entere de la verdad.
Y yo estoy seguro que a vos te puso muy mal jugar a la pelota, y de repente la colgaste en la casa del vecino de al lado. Yo la colgué un par de veces y me acuerdo que el vecino era un viejo choto.
También te ponía mal irte a dormir. Dormir la siesta cuando tenías ganas de verte con alguno de tus amigos, era deprimente. Lo curioso es que vos no sabías en ese momento, que ese amigo sigue estando con vos.
Pasan los años y vos te podes acordar del Chavo del 8, de Dragon Ball, Alf, de Cebollita Sub Campeon. Chiquititas o Pokemon. Tenes a tu amigo y le decís: “Boludo!, te acordas de…” y empezas a trabajar la cabeza para acordarte del nombre de uno de los personajes.
Uno ya no vive estas cosas.
Por qué fueron etapas, porque ya creciste o porque sencillamente no tenes el tiempo para hacer una pequeña regresión al pasado.
Es feo sentir esa sensación de que muchas cosas pasaron y que no podes volver a tener la inocencia de ese tiempo. De que mama y papa ya no van a estar preocupándose como lo hacían antes porque saben que te podes arreglar solo. O en el peor de los casos, que la vida se haya llevado a alguno de ellos 2.
Sentir que la vida te demanda y presiona de otra manera, de que tus obligaciones cambiaron y que no podes seguir caminando despreocupado.
De que las cosas ya cambiaron. De que ya no te podes dar el gusto de correr despavorido y gritar porque ya sos grande (aunque yo vi muchas locas dando vueltas por ahí que hacen esto, sobrias o borrachas).
Que la vida ahora te pide que asistas a la facultad para recibir un título y vayas a trabajar con tu traje. Que des una buena imagen para el chico que te gusta.
Que te preocupes de los problemas familiares, que te preocupes de tus estudios, de la salud de un familiar porque ya entendes lo que es estar al borde de la vida.
Por eso te estoy escribiendo esto.
Porque soy uno más como vos. Que se le dibuja una sonrisa en la cara cuando se puede acordar de ese mundo de colores cuando estábamos en primaria y jodiamos con nuestros amigos.
Cuando corríamos y saltábamos gritando y nos pedían que nos calláramos.
Cuando íbamos con toda la furia a meternos al mar.
Cuando sentíamos una calidez en nuestro cuerpo cuando veíamos a esa persona en el colegio y queríamos pasar todo nuestro tiempo viéndola.
Por eso te pido esto: nunca olvides tu infancia.
Si vos podes tomarte un tiempo en este día, y pensar en todo lo que hiciste cuando eras más chico. En los juguetes que tenías. Los nombres de las personas con las que te divertías.
Eso quiere decir que vos tuviste tu aventura, en la que todo era distinto. En que era todo tan puro.
Guárdate esos hermosos recuerdos en que eras un niño, por que vos también te mereces un descanso en esta vida agitada, tratando de ser un adulto.
¡Y pica para todos los compañeros!
Así… nos salvamos todos.
1 comentario:
Me da mucha pena que infancia tendrán los pibes de ahora.
Feliz día del niño interior Emi! un saludo.
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