Muchas veces, la vida nos impone momentos culmines donde uno se tiene que encontrar con la fortaleza para afrontar diferentes hechos que nos van surgiendo a lo largo de nuestra estadía.
Son esas veces en que uno se encuentra en un momento critico y clave para salir a flote, salir adelante y pueda florecer lo mejor de uno.
Por eso, muchos momentos difíciles de la vida, son golpes al pecho que nos dejan abatidos y shockeados, por que ya nos han descarrilado del camino,y no sabemos como volver a estar en carrera.
Una pena enorme, un dolor indescriptible que hace que ya muchas cosas no puedan volver a ser como antes, al menos por un buen tiempo.
Todo comenzó en los primeros días de mi vida cuando lo empece a ver en las revistas, en la television, en todo el amor que yo di por las cosas de mi alrededor, y estaba siempre ahí, acompañandome en las buenas y en las malas como todo gran compañero.
Cuando peleábamos, cuando disfrutábamos de un buen trago o de una cálida tarde de verano, a la hora de estudiar siempre estaba al costado viéndome.
Cuando había que correrlo para que me dejara escuchar, cuando iba al baño y se hacía notar buscando protagonismo: “acordarte que estoy yo acá!!!… no me ves?”.
Cuando me metía al mar y sentía que me chocaba, y al salir me jodía pegándose encima mío. Me bañaba y pedía a gritos “daaaaleee, dale que me toca a mi!”.
Cuando veía el cielo y estaba ahí arriba. Lo tenía que correr para que me dejara ver.
¿Y como poder olvidar esas peleas y discusiones que tenía con él cada vez que tenía que irme algún lugar donde atentaran contra él?
He llegado a un momento en mi vida en que he mantenido y conservado muchas cosas que me han gustado que no cambiaran, y eso es un problema debido a que no estoy muy acostumbrado al cambio drástico, que hace que todo se desbalance y pierda el equilibrio.
Yo no se si no puedo o no quiero entender como es que he llegado al punto limite y que las cosas se han ido fuera de si, de cómo de un día para el otro, y de tan solo un pequeño instante, las cosas cambien.
Sentía un peso encima y ahora siento una brisa, un aire que no he sentido desde hace ya mucho tiempo. Pero un dolor enorme que ya no puedo volver atrás en el tiempo.
Las cosas ocurren por algún sentido natural de la vida de los que muchos no queremos entender y no queda otro remedio que aceptarlo, ponerse de pie y seguir hacia delante a pesar de toda la fuerza de una ola que nos viene directo hacia nosotros, a golpearnos y dejarnos caídos.
Son esos momentos en que tenemos que sacar lo mejor de nosotros, y pelear a pesar de que todo pueda ser que este perdido, nunca hay que dejar de pelear y seguir viendo al animal, a la bestia, a la fuerza que nos trata de abatir y dejarnos tirados si no lo impedimos.
Te extrañare, a pesar de que ya no estés mas conmigo desde estos momentos y muchas cosas ya no puedan ser las mismas que antes.
Fuiste el mejor compañero que siempre estuvo presente en mi vida y que me ha acompañado en las buenas y en las malas.
Con el que he jugado, con el que me he divertido, con el que en un principio peleábamos y discutíamos, para después entendernos y llegar a un acuerdo.
Te extrañare, a pesar de todas las caídas que vivimos.
Por eso hoy, más que nunca, es el turno de saludar a aquel gran compañero de guerra que ha estado conmigo desde los comienzos de mis días y ha estado siempre conmigo.
Espero que estés orgulloso de mi y pueda crecer como vos lo hiciste.
Gracias compañero.
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