Cada año se da un acontecimiento único en materia de conciertos o recitales aquí en la Argentina.
Es así que Metallica fue el comienzo de un año poderoso, patea culos, pero solamente fue el plato de entrada.
Hace 8 años, el mundo del Heavy Metal era desconocido y misterioso para una persona que no se encontraba rodeado de un grupo de gente del mismo, si de un hermano que escuchaba Metallica pero que tiempo después, el primo escuchara Megadeth y otras bandas del mismo mundo. Por eso, la culpa de que yo tenga la clase de gusto que tengo y pueda sentir un cierto alivio y una rabia motivadora cuando escucho unos riffs de guitarras estruendosos, un bajo que busca golpearte o el bombo de una batería que intenta derrumbarte, es por ellos.
Poder volver a ver a la banda que yo empecé a escuchar hace varios años cuando simplemente tenia un tema que se llamaba “Symphony of Destruction”, o “Insomnia”, daban a la puerta de un mundo donde predominaba un grupo de Thrash Metal, de nombre Megadeth, con un líder apodado por el publico local como “Colorado” y que presentaba una rabia, una muestra de poder y una furia, acompañada de una mentalidad de “con mi guitarra y mis riffs, busco romperte el culo”, dejaron en ojos abierto a un muchacho como yo. Ese mismo Dave Mustaine que ahora es un ídolo, un dios de carne y hueso… un ejemplo a seguir entre unos pocos que tengo en mi cabeza.
Megadeth fue esa banda que hace 16 años se les dio por venir a suelos argentinos, a tocar en un Obras Sanitarias y conocer a ese público que había en sudamerica.
Pero ellos no se imaginaban que se iban a encontrar a un público que los iban a recibir con una coreo de “Megadeth, Megadeth, Aguante Megadeth” cuando tocaban esa sinfonía de destrucción.
Por eso te pido, que al menos por un instante, te pongas en el lugar de un músico, y trates de pensar como te sentirías cuando tienes un público que, interpretando este tema, ellos te hablen de esta manera:
El dvd “That One Night Live: in Buenos Aires”, es la prueba perfecta de por que existe un cariño mutuo entre el publico argentino, con Megadeth. Es el justificativo perfecto de por que el metal puede patear tu culo, llegar lejos, y que su público se entrega de lleno a esa pasión.
Que ahora se cumplan 20 años del aniversario de Rust in peace, es un motivo perfecto para hacer una gira demoledora, un disco que hace compañía y competencia a un Master of puppets de Metallica, o un Reign in blood de Slayer, hace de ello un coctel perfecto. Poder ir a ver a Megadeth y escuchar el disco completo de RIP, y vivir para contarlo, me hace sentir que tuve una oportunidad única para hacer un artículo de este tipo, y demostrar por que tengo un fanatismo hacia Megadeth. Es mi causa perfecta a por que creo que Megadeth es una banda de verdad, por que el Heavy Metal es un genero que rompe culos, y por que todo lo que escuchas de Jonas Brothers o Tokio Hotel, no se compara a lo que yo escucho, a lo que yo aprecio, o a lo que cualquier persona de cualquier confín de la tierra escuche. Nosotros si nos entregamos de lleno a esto, y pasaran los años y ese sentimiento seguirá intacto. Cuando tu grupito crezca y te dejen de gustar por que ahora están viejitos, yo voy a tener como base, influencia y emblema, a todas esas bandas como Megadeth que me enseñaron a ser.
El miércoles 28 de Abril, regrese al Luna Park para poder gozar del aniversario del mejor disco de Megadeth con mi amigo…nadie. Por que fui solo. Un macho cavernícola de verdad compra una entrada para su grupo de música favorito sin importar si va solo o acompañado, por lo que hago la cola, y entro al lugar, apodado por mi: “Hangar” (en referencia al tema Hangar 18).
Es así que estando dentro del Luna Park, veo que estaba arriba del escenario, el negro que mi amigo Aler conoció en el hotel Sheraton hace 2 años atrás cuando volvió Megadeth, por lo que reviso mi celular y lo llamo para preguntarle su nombre, se llama “Willie”.
Por lo tanto, me dirijo hacia el costado del escenario para ver si podía hablar con Wille, por lo que le digo a uno de los asistentes de esos que tienen la pechera que están siempre en los recitales, si lo podía llamar.
Ni pelota… hasta que el gordo Toto(o creo que se llamaba así), se pone copado y lo llama, por lo que para eso le digo que grite: “Willie!”. Lo hace, y Willie se da vuelta y me mira.
Imaginen se mi cara cuando Willie, el técnico de guitarra de Dave Mustaine(uno de mis idolos), se da media vuelta para verme, imaginen se mi expresión…
Entonces Willie se acerca, apurado y diciendo me que tenía que seguir arreglando el tema del sonido, y yo de hincha pelotas pidiendo le una pua (sin olvidarnos que todo esto fue una charla en ingles, así que imaginen se que yo para hablar en ingles, soy medio cavernícola).
Willie se va, y yo sin mi pua, pero me pongo hablar con Mati, un muchacho que estaba ahí y que nos empezamos hablar hasta que aparece un grupos de mujeres que trataban de entrar.
Hasta el día de hoy, me quedo con la duda de si esas 4 rubias eran groupies o no, pero a pesar de eso, aparece otra chica con las que nos ponemos hablar y que conoce a Willie.
Y…opalala, Willie aparece, se pone hablar con ella y me da una pua.
En eso me pongo hablar con otro muchacho más de música mientras que Mati esperaba una pua para él, y yo poniendo me en fanfarrón con la pua mientras que pelotudeaba un rato.
Tal es así que trato de meterme entre el quilombo de gente para estar lo mas cerca del escenario, hasta que empieza a tocar Megadeth, y contar todo lo sucedido en cada tema, no me da ganas de contarlo.
Pero para hacer un resumen de todo lo sucedido esa noche, Megadeth me ha rockeado el culo. Poder tener la oportunidad de escuchar el Rust In Peace entero es una experiencia estremecedora para mí y excitante. Saber que he vuelto a ver al colorado en escena, poder escuchar Lucretia, Rust in peace, corear Headcrusher, estirar los brazos para armar un pogo en The right go insane, o gritar con toda la voz “Megadeth, Megadeth aguante Megadeth”, hizo que fuera otra noche única y que cada día quiera mas a esa banda de Metal que estuvo conmigo siempre que lo necesite.
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